La enfermedad por el virus Ébola es una enfermedad grave, con una tasa de letalidad de hasta un 90% para la cual no existe un tratamiento específico ni una vacuna disponible. En esta epidemia que está afectando países de África la letalidad promedio, por el momento, es de 53%.
El brote 2014 es uno de los más grandes de la historia. Actualmente afecta a cuatro países de África: Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona. Se reportó recientemente un brote de Ébola en la República Democrática del Congo.
El primer reporte de Ébola fue en 1976 en dos brotes simultáneos, uno en una villa cercana al río Ébola en la República Democrática del Congo, y otro en Sudán.
La enfermedad por virus Ébola tiene alta transmisibilidad: las personas más afectadas durante las epidemias han sido los contactos familiares de los enfermos y el personal de salud. Se ha identificado como el principal mecanismo de transmisión el contacto directo con fluidos y/o secreciones corporales de las personas infectadas. La transmisión también puede ocurrir a través de un contacto indirecto con el medio ambiente y fómites contaminados con fluidos corporales. No se ha documentado transmisión por aerosoles.
Los síntomas más comunes son: la aparición repentina de fiebre, astenia intensa, mialgias, cefalea y odinofagia, seguido por vómitos, diarrea, erupción cutánea, deterioro de la función renal y hepática y en una fase avanzada, sangrados tanto internos como externos. Los hallazgos de laboratorio incluyen leucopenia, trombocitopenia y enzimas hepáticas elevadas.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado alerta mundial respecto a la epidemia actual de Ébola.
Lea aquí Guías y materiales de OMS, OPS y MSP.